Frente a las críticas, también hay que señalar las consecuencias positivas que generan los refugiados en España. Dentro de estas consecuencias, un sector que destaca es el económico así lo demuestra un trabajo de 30 años con datos recogidos en 15 países de Europa Occidental. Estos países son Austria, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Islandia, Irlanda, Italia, Noruega, Países Bajos, Portugal, España, Suecia y Reino Unido.
Economistas del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) han demostrado con un estudio que la llegada de solicitantes de asilo no conduce a un deterioro en el rendimiento económico y las finanzas públicas de los países europeos que los acogen.
Los investigadores han utilizado un modelo estadístico presentado por Christopher Sims, quien en 2011 fue galardonado con el Premio Sveriges Riksbank en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel. Éste fue utilizado para evaluar los efectos de las políticas económicas, el cual, permite que los datos estadísticos hablen por sí mismos al imponer muy pocas suposiciones donde distinguieron los flujos de solicitantes de asilo de los flujos de otros migrantes y evaluaron estos últimos flujos sobre la base de la migración neta, que no tienen en cuenta a los solicitantes de asilo. Los flujos de solicitantes de asilo están formados por personas que tienen derecho legal de residir en el país de acogida mientras se procesa su solicitud, de forma que el país anfitrión los considerará residentes solo si se concede su solicitud de asilo.
Durante el periodo estudiado (1985-2015), en Europa Occidental experimentó un aumento significativo en los flujos de solicitantes de asilo después de las guerras en los Balcanes entre 1991 y 1999, y tras 2011 a raíz de la primavera árabe y el conflicto en Siria. Al mismo tiempo, los flujos de inmigrantes, especialmente nacionales de la UE han aumentado después de la expansión de la UE hacia el este en 2004. Por lo que, un aumento en el flujo de migrantes permanentes (es decir, no solicitantes de asilo) en una fecha determinada produce efectos positivos hasta cuatro años después de la fecha (el PIB per capita sube, la tasa de desempleo cae y el gasto público está compensado por el aumento de ingresos fiscales.
Mientras que, en el caso de los solicitantes de asilo, no se observa ningún efecto negativo y el efecto se vuelve positivo después de entre tres a cinco años, cuando una proporción de solicitantes de asilo obtiene asilo y se une a la categoría de migrantes permanentes.
En resumen, según los resultados la crisis migratoria es poco probable que sea una carga para los países europeos, sino que, por lo contrario, podría ser una oportunidad económica.
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